Nunca se me dieron bien las despedidas, ni inventar grandes frases ni tampoco bonitos discursos.
Soy de esas personas que lloran en los momentos tristes de las películas, que tienen días en los que quieres sonreír sin motivos y otros en los que en cambio quieres estar encerrada en algún lugar sin que nadie la moleste, de esas que sueñan más de la cuentan y acaban llevándose grandes desilusiones, de las que le gusta ir descubriendo el mundo poco a poco y no en 5 minutos, de las que le encanta disfrutar del momento, de las que adoran que todo el mundo a su alrededor sonría, a las que le alegra hacer reír a los demás cuando pasan por malos momentos, esto no es ni la mitad de lo que soy, de lo que forma parte de mí.
Y ahí fuera hay desconocidos tras los que se ocultan grandes personas, personas con secretos personas que lloran,personas que ríen, personas que abrazan a otras personas y personas que se dejan abrazar por otras.
Hay mucho por conocer del mundo, quizás demasiado.
Así que cuando pienses que todo está acabado que no quedan esperanzas, recuerda que queda mucho camino por recorrer, muchas personas por conocer, muchas historias que vivir y muchas canciones por escuchar.
domingo, 20 de noviembre de 2011
Algunos momentos son como esa canción tan pegadiza que no deja de sonar en tu cabeza.
Son como esa frase que dices constantemente, nunca se te olvida.
Permanecen ahí, guardados en un rincón de tu memoria acompañados por otros muchos recuerdos,
esperando a que en algún momento vuelvas reproducirlos dentro de tu cabeza.
Y al final, cuando seas viejo y haya pasado gran parte de tu vida lo que querrás es tener a tu lado a alguien con quien compartir todos esos recuerdos amontonados esperando a ser contados, todos esos recuerdos que has ido coleccionando a lo largo de tu vida.
Son como esa frase que dices constantemente, nunca se te olvida.
Permanecen ahí, guardados en un rincón de tu memoria acompañados por otros muchos recuerdos,
esperando a que en algún momento vuelvas reproducirlos dentro de tu cabeza.
Y al final, cuando seas viejo y haya pasado gran parte de tu vida lo que querrás es tener a tu lado a alguien con quien compartir todos esos recuerdos amontonados esperando a ser contados, todos esos recuerdos que has ido coleccionando a lo largo de tu vida.
sábado, 19 de noviembre de 2011
Hay momentos en los que recordar me hará daño, cada vez que recuerde mi felicidad morirá un poco más, los ojos se me humedecerán, maldeciré al universo 1.000 veces, gritaré con rabia y si por mi fuese desaparecería del mundo e iría a un lugar muy muy lejano.
Esos son unos de esos momentos en los que es mejor no pensar demasiado, no comerse la cabeza.
En esos momentos es cuando necesitaré a alguien que me susurre al oído:
-Cálmate, todo irá bien, me tienes aquí contigo y no te dejaré.
Y me calmaré poco a poco, dejaré de gritar y de maldecir para quedarme en silencio, no necesitaré huir, porque me quedaré allí, aunque sepa que esas palabras seguramente serán mentira pero en esos momentos será lo único que necesitaré escuchar aunque sea una absurda mentira, una estúpida ilusión, porque después de la tempestad siempre viene la calma.
Esos son unos de esos momentos en los que es mejor no pensar demasiado, no comerse la cabeza.
En esos momentos es cuando necesitaré a alguien que me susurre al oído:
-Cálmate, todo irá bien, me tienes aquí contigo y no te dejaré.
Y me calmaré poco a poco, dejaré de gritar y de maldecir para quedarme en silencio, no necesitaré huir, porque me quedaré allí, aunque sepa que esas palabras seguramente serán mentira pero en esos momentos será lo único que necesitaré escuchar aunque sea una absurda mentira, una estúpida ilusión, porque después de la tempestad siempre viene la calma.