jueves, 1 de noviembre de 2012

Tercer movimiento: Lo de dentro.

Los quejidos inaudibles se sucedían en la estancia, semejantes a los gemidos de un perro herido.
El único acompañamiento musical era una respiración ajena a la suya, la cual se había acomodado en su cabeza desde hacía algo más de un par de años.
Su recuerdo aún palpable era cuando su pecho se inflaba delicadamente con cada nueva calada de aire.
El pelo oscuro como el miedo desparramado inocentemente sobre la almohada.
Cuantas noches en vela apreciando aquel momento, el contorno de aquella pequeña naricilla respingona apenas iluminada por el reflejo (que le parecía cálido en su presencia) de la Luna.
Ahora sabía que era que te atormentase el fantasma de la memoria, en aquel momento deseó ser aquel gato pardo que había tomado como guarida la parte del tejado en la que estaba la ventana de la que es su habitación y la suya también, en otros tiempos y circunstancias.La risa nerviosa sacudió su cuerpo y rostro mientras el silencio nocturno se resquebrajó como las ilusiones de un niño que descubre a temprana edad que Papa Noel no es quien él esperaba.
Deslizó su mano derecha hacia el lado de la cama que estaba vacío y huérfano pero no la encontró, tan solo unas sábanas blancas depositadas sobre un colchón duro.
Se sentó en el medio de la cama mientras miraba un punto fijo y perdido al que nunca ni él ni nadie le había prestado tanta atención, y, con aire ausente se sumergió en la nada.Chapoteaba en ella mientras volvía sentir sensaciones oxidadas con cada escalofrío.Se frotó los brazos, la piel de gallina en ese instante le reconfortaba.
Como cada momento de luna que tienen los días, bajó al jardín.
Y se tumbó sobre la hierba, cerca de un sauce llorón.La espalda húmeda por el rocío, el relente en el aire le hacia cerrar los ojos para revivirse a sí mismo, para volver a la vida en aquel lugar y en aquel momento, los dedos de los pies comenzaban a congelarse.
Con las manos arrancaba la hierba.De repente aquel gato pardo en el que había querido convertirse hacía unos instantes se encontraba a su lado, acompañándole.
Largos bigotes que adquirían los colores nocturnos, se quedó embelesado observando la magia de la Luna.
Pensé en acariciarlo, pensé que quizás necesitaba algo de cariño, aunque fuesen las migajas del primer plato que el amor nos otorga y que cada uno prueba al menos una vez en su vida, pero decidí que era mejor no hacerlo, seríamos compañeros de silencio, unidos por una cadena enorme pero a la vez invisible a los ojos de cualquier individuo que no entendiese aquella paradójica situación.Yo, que ansiaba ser como aquel animal para evadirme de mis problemas, ignorante a los suyos.
Decidí imitar a mi nuevo compañero nocturno.
Sucumbir al embrujo de la Luna, su encanto, su luz ahora volvía a ser tan cercana como antaño.
Lloré.Una ráfaga de viento sacudió la hierba como si estuviese sacudiendo una sábana.
El llanto vació mi garganta y mis pulmones.Mi alma volvió después de aquel tiempo muerto que pactamos darnos.La pesadumbre abandono el cuerpo inerte por el momento y se fue galopando como un caballo desbocado en el manto de oscuridad que es la noche, rasgado en algunos puntos por estrellas refulgentes.
Quedé vacío.Completamente vacío.Escuche el maullido de mi compañero.Aquel momento era la señal, la señal de quien ansía comenzar una nueva historia.

viernes, 28 de septiembre de 2012

No nos definíamos, completábamos nuestros respectivos significados.

Y se hizo el silencio.Una lágrima silenciosa bailoteaba por su tersa y fría mejilla.Un coche acaba de aparcar en la séptima avenida.Se refugió bajo su manta en aquel sombrío sillón.Un hombre con un elegante traje y una refinada corbata baja del coche.Ella se intenta secar las lágrimas con el puño de su jersey
empapado por la amargura.El hombre trajeado cierra su reluciente coche y guarda las llaves en el bolsillo derecho de su abrigo, en su lugar habitual.Ella oculta sus hinchados ojos entre sus piernas cubiertas por unas  viejas medias de color burdeos.Camina con paso firme y elegante, mete una de sus manos en su bolsillo del pantalón correspondiente.Deja la comodidad del sillón, agarra una de las cortinas con sus finos dedos y la aparta, nada, aún no está aquí.Para en el quiosco a comprar el periódico, ojea algunas noticias del día, nada, corrupción y robos, hambre y miseria, nada nuevo, pero siente impotencia, el poder en manos equivocadas no conlleva nada bueno, imbéciles con suerte, estúpidos con cargos importantes que hacen los que les place, ingresan sus millones en paraísos fiscales, suspira, le consuela la esperanza de que algún día las circunstancias les pondrán en su lugar, aunque esto no siempre sea verdad.Recorre el estrecho pasillo con un lento y cansino caminar, en el trayecto observa la decoración del lugar, como si fuese una extraña y esta fuese la primera vez que estaba allí y jamás hubiese visto el pasillo de su propia casa, cuadros que ocultan alguna que otra grieta, cuadros con viejas y nuevas fotografías, en todas aparecen personas sonrientes, con sonrisas fotogénicas la mayoría, dentaduras perfectas y blancas, cuadros con algún paisaje, flores, en fin, las típicas cosas que suelen aparecer en los cuadros al óleo, alguna mesita baja donde reposan todo tipo de cosas, como llaves, un ceniceros con un par de cigarros ya consumidos y la grisácea ceniza esparcida por toda la superficie, un vaso de agua en el que tan solo permanecen unas pocas gotas, solitarias y tristes, un diminuto recipiente que contiene varios caramelos de limón, los de fresa han tenido más suerte (o no) y han desaparecido deprisa, también hay ropa recién plancha en una silla.Se encuentra en frente del paso de cebra, dobla el periódico delicadamente y lo sitúa bajo su brazo, mira hacia los dos lados y cruza, entra en un local que está unos pocos pasos más allá del cruce.Llega al baño, cae de rodillas al suelo, sus débiles piernas se resienten pero ese dolor físico no es su mayor prioridad en estos momentos, siente náuseas, muchas ganas de vomitar, se sitúa frente el váter, levanta las tapaderas con cuidado, evitando hacer ruido, aunque no hay nadie más allí, no causará molestias a nadie igualmente, sus dedos corazón e índice traspasan sus pálidos labios y tocan su campanilla.Entra en la floristería del barrio llamada Maddie's, echa un vistazo a todas aquellas flores, da la sensación de que hay miles, pero hoy coge sus favoritas, hoy es especial, es el día.No todos los días se cumplen años.Lirios.Deposita el billete sobre el mostrador y recibe el cambio correspondiente, sale por la puerta y suenas unas campanillas.Se echa hacia atrás apoya la espalda en la pared, ya no puede más.Está a punto de cruzar para ir a casa.Llora.Justo a la mitad, todo se vuelve negro, el ramo de lirios sale despedido por los aires, algunos pétalos vuelan sumisos al viento, escucha ruidos lejanos que se van apagando progresivamente.Dolor.Pero se acaba rápido, por suerte.Llora desconsoladamente, chilla y golpea todo lo que tiene alrededor, cuando ya lleva algo más de media hora se encuentra tumbada en el frío suelo, los rastros de las lágrimas aún están presentes en su rostro, ahora está pensando, mientras, con una uña, rasga una junta del baño.
Demasiado deprisa, demasiado fugaz, efervescencia de emociones, se palpaban las emociones en el ambiente, después de tantas pastillas y tratamientos volvía a recaer en la misma fecha, el principio del fin, la vida y la eternidad nos aguardaban, ahora solo queda la silueta, la forma mal tomada de una situación y unas circunstancias deseadas, mis ilusiones despedazadas en migajas que volaron alto, muy alto, hacia otra galaxia, quizás eligieron a otra persona que si podría estar a la altura, a la media para la cual yo no estaba preparada, la angustia, el miedo, el desarraigo son una especie de enfermedades de las cuales cuesta salir, cuesta un tiempo, el tiempo, la única cura para curar el exterminio de mis planes de futuro, en los cuales entraba él, en parte giraban en torno a él.Yo sin embargo me había marchitado, pero había vuelto a ser un precioso lirio, creciendo, floreciendo, algún día fui elegida por alguien, al cual yo también elegí, pero ambos desconocíamos esta unión, fui colocada cuidadosamente en un precioso ramo, sin embargo después de la oscuridad él me soltó, volé por lo aires, náuseas, en el trayectos me despojaron de algo que era mío, pedacitos de mí, me los robaron sin permiso ni aviso, fueron crueles, me los arrebataron, el mecanismo ya no funcionaría igual, las piezas se oxidaban y se convertían en un polvo cobrizo.Quizá con un adiós tampoco habría bastado, no nos definíamos, completábamos nuestros respectivos significados, y ahora simplemente no significaba nada, como un círculo hecho en la arena, tan solo la forma en la que se representa está allí, pero lo que lo llena no, no es más que arena.También podríamos dividir esta historia en partes.Éxtasis.Caos.Desarraigo.

miércoles, 11 de julio de 2012

Escalofrío.

En aquella ocasión se sentía libre.Nada le ataba a nadie, ni siquiera a ella misma.Libre como el globo de un niño cuando se le escapa de entre sus pequeños e inocentes dedos.
Se agachó tranquilamente, escogió una piedra grisácea que descansaba en el suelo junto a otras muchas y la lanzó formando ondas cada vez que impactaba contra la superficie del agua, dejando tras de sí pequeños circulitos que en orden ascendente que se iban haciendo cada vez mayores.Aquello le relajaba.Le recordaba a Amelie cuando lo hacía.
Siempre iba allí con su abuelo, desde temprana edad.Recordaba con ternura cuando agarraba su pequeña mano con la palma de la suya, más sabia y experimentada por el paso de las décadas, sus recuerdos se escondían bajo las abundantes arrugas de su morena piel.Anhelaba aquellos momentos y otros tantos.Pero es absurdo echar de menos algo que ya nunca jamás podrás hacer, o al menos no de la misma forma, ya que lo que ella extrañaba era aquella agradable compañía, que al mismo tiempo le aportaba seguridad.
Aún quedaban algunos pececillos en el lago.Los más cercanos a ella huían despavoridos cuando las piedras impactaban en el agua.Años antes había muchísimos más, pero por unas circunstancias u otras ya tan solo quedaba algo menos de la mitad.
De repente sintió un impulso, necesitaba hacer aquello.
Avanzó un par de pasos, dejo caer cuidadosamente su abrigo y su bufanda en una roca cercana y siguió avanzando.
Nada la detenía, ni un pensamiento fugaz.Nada que le hiciese retroceder o frenar sus pasos.
Miró el cielo.Despejado, aunque el día estaba algo sombrío, pero el cielo azul aceptaba su decisión, ningún impedimento, adelante, sigue.
Un escalofrío recorrió completamente su cuerpo, se estremeció.Miro por instinto sus piernas bajo la falda ahora empapada y rodeada por agua, agua de un mes de febrero más frío de lo habitual, un febrero agridulce, de altibajos y cuestas.El agua era clara, casi transparente, limpia, algo que hacía a aquel lugar ser especial.Los poros de su pálida piel hacían cordilleras corroboradas por el agua casi helada.Un nuevo escalofrío recorrió todas las líneas de su cuerpo y finalizó en un agradable cosquilleo en la nuca.
Tomó aire y hundió su cabeza bajo el agua.
Burbujas de aire iban tomando formas a su antojo hasta llegar a la superficie y desaparecer.
Segundos después ella también llego allí arriba.
Ahora la cara mojada  iba enfriándose con el paso del viento de la estación.
Pensaba que si alguien la veía pensaría que había tenido un pensamiento suicida, pero se equivocaba.
Nadó hasta el centro del lago, no era muy hondo, coordinaba perfectamente el movimiento de los brazos con el de las piernas, pegando grandes y resueltas brazadas hasta llegar allí, al centro de aquella masa de agua.
Cuando llegó, estiró su cuerpo mientras flotaba, el viento la acunaba.
Sus oídos ahora tapados por el agua tan solo escuchaban un entrecortado y agradable silencio.Ahora sí era completamente libre.
Un recuerdo invadió su mente.Un agosto caluroso, sonido de chicharras, ella y su querido abuelo.
Aquel verano fue cuando le enseñó a nadar.Recordaba que primero le hizo hacer aquello, ponía delicadamente las manos en su espalda y mientras le contaba alguna historia que el "había vivido", como cuando mató un gran dragón y salvó a una princesa.O le cantaba alguna canción que su madre le había cantado a él cuando tenía su misma edad.Tardes y tardes pasaban, cada una única, lo echaba de menos.Estaba muy unida a él.
Quizá aquello que había hecho sería algo estúpido producto de sus alocadas hormonas que en esa edad no permitían razonar demasiado, pero ella tenía la certeza de que no, sí, había sido un impulso, no tenía motivos, pero aquello le devolvió unos minutos a aquellos tiempos de felicidad completa y helados de vainilla.Por unos leves minutos le devolvieron todo aquello que añoraba.Por unos cortos minutos volvió a ser plenamente feliz.

viernes, 6 de julio de 2012

Y cuentan que un verano voló y se dejó el corazón debajo de la cama, que le dijo que no volvería, que no la esperara.

Fue algo fugaz, casi inexistente, como un suspiro frente a una ventana en pleno enero.El vapor cálido que salía del interior de su cuerpo desaparecía en un frío cristal sin ser visto.
Caminaba indeciso por la acera, aún con una fina cobertura de hielo en algunas partes de ella, caminaba con cuidado para no resbalar.La nieve ya hacía acto de presencia en el capó de algún que otro coche, cuyo dueño no estaba muy por la labor de quitarla.La nieve acompañaba a algunos bancos solitarios, que carcomidos y desgastado por el paso del tiempo y las lluvias aceptan con agrado aquella silenciosa compañía, tampoco es que pudiesen evitarlo.
Aún es temprano.El tímido sol que calienta algunos de los carámbanos que cuelgan de los tejados aporta algo de alegría a aquella fría mañana.
En la calle tan solo se encuentran un señor mayor, con las cejas muy pobladas y blancas, del mismo color que el poco pelo que adorna su cabeza, una mujer y su hijo de unos cinco años, la mujer es morena, de pelo rizado, el niño abraza a un osito de peluche blanco con un lazo morado, un camarero fuma un cigarrillo enfrente de la puerta del bar de la esquina.
Sigue andando, sin seguir ninguna idea preestablecida con anterioridad.Llega hasta un descampado en el que la hierba verde aún sigue ahí, pero no tardará mucho en quemarse por el frío de la estación.Decide sentarse en un lugar al azar, sin ninguna preferencia.Se sienta delicadamente, se acomoda el abrigo y la bufanda y se quita los guantes.Apoya sus manos en el suelo y siente como poco a poco se le congelan los dedos, pero no le importa, al contrario, le gusta, o al menos lo prefiere ante otro dolor, el dolor de la ausencia, de cuando una persona estaba ahí y ya nunca podrá volver a despertarte con un suave beso, ni aunque pidas ese absurdo deseo al soplar las velas de una tarta de cumpleaños o cuando se lo pidas a una estrella fugaz, quizás se quede la esperanza, pero sabes que nunca se va a cumplir, y te burlas de la absurdez de aquella patética hipótesis en la que unos cuantos idiotas confían.Es algo irreversible.
Cuando se "desvaneció" todo dejo de existir, o mejor dicho, todo seguía ahí pero nada me parecía igual.
Se llevó una parte de él, dejándolo incompleto.Tal vez se dejó la mayoría de su vida perdida entre su pelo o en cualquiera de su cartas que se escondían debajo de una cama, y tal vez nadie las descubra jamás, o cuando las descubra será demasiado tarde para buscar un autor o un propietario.
Se extravió el corazón, anteriormente encerrado en su esqueleto, puede que con sus leves roces de labios, y ahora, a falta de ellos, a decidido abandonarle a su suerte.Aún así, ni acolchándolo con recuerdos plasmados en viejas fotografías de un verano ya marchito, se disponía a volver a ser como antes, se negaba a latir a ese ritmo frenético que antes lo caracterizaba, aprendió demasiado, se volvió un viejo zorro que, mientras fumaba un Chesterfield recordaba dolorido como puñaladas en lo más hondo de su ser a su amor, quizás no fue su primer amor, pero sí su verdadero amor.Cada arruga que mostraba era algún suspiro en una oscura noche.La luz ya no se acomodaba en el como antes, ha decidido criar telarañas y cubrir todo con sábanas blancas para dejar atrás en el camino aquel amargo recuerdo de un prototipo de "vida feliz" que ya no podrá ser ni lo segundo ni lo primero.

martes, 26 de junio de 2012

Close to the edge.

Hora punta en la ciudad, ritmo frenético, el va y viene de la gente, un Muscle Cars naranja cruza a gran velocidad delante  de un taxi que seguía la ruta hacia quién sabe dónde indicada por un cliente, al parecer muy exigente. El taxi continúa su camino tras la interrupción, gira de una forma algo brusca, adelanta a otro coche, vuelve a su posición y para delante de un paso de cebra en el que la luz roja del semáforo se ha encendido.
En ese instante una mujer de unos 50 años, demasiado maquillada y que lleva un vestido de flores algo holgado cruza por ese mismo paso de cebra, a su lado está una mujer, apellidada Haskins, una joven promesa de la abogacía que anda deprisa para llegar a una reunión en un edificio ubicado dos manzanas más allá. Haskins pasa delante del escaparate de la tienda de su amiga Anna, la cual está vistiendo a los maniquíes en el escaparate con la nueva colección, se saludan con un movimiento de manos y una sincera sonrisa, gira la esquina y allí está el chico de los periódicos al que un hombre mayor le está contando algunas de sus peripecias de juventud.
En ese momento aparece un Terrier retriever marrón, pasa delante del puesto de perritos calientes, y sin que nadie se dé cuenta, recoge un trozo de pan con ketchup que hay en el suelo, y se va contento por un callejón. Mientras la dueña de ese perro lo busca desesperadamente, cruza la calle, pregunta a toda la gente.
Una de las interrogadas es una chica adolescente, Shirley, alisa su nueva falda plisada magenta mientras piensa en su cercana graduación.
Mientras ella divaga el Muscle Cars naranja de antes sigue a la misma velocidad de antes, o incluso más, recto, no se detiene ante nada ni ante nadie. Un choque.
Hora punta, ritmo frenético, el va y viene de la gente, un Muscle Cars parado en un paso de cebra, sangre, un cuerpo pequeño y joven yace en el suelo sobre un charco rojizo, tiene una falda plisada magenta, por el aspecto parece recién estrenada. Gritos de auxilio, llamadas, perfumes y aromas que se mezclan, asfalto caliente, parón en un punto de la ciudad; sirenas, ruido, mucho ruido, ambulancias y coches de policía, una camilla de hospital. Y es tarde.
Tal vez fue un casualidad aquel encuentro, o era algo que tenía que pasar. Porque tal vez y solo tal vez, si aquel taxi hubiese pasado delante de aquel Muscle Cars reteniéndolo unos minutos o aquella dueña del perro hubiese entretenido un poco más a Shirley nada de aquello hubiese sucedido.
Las tres y pocos minutos de la tarde. La misma ciudad, aunque más silenciosa. Familias reunidas en la misma mesa para comer, o parejas, o trabajadores comiendo su almuerzo; algunos ven las noticias y otros no. El mundo sigue igual, imparable, con una carcasa indestructible. Y tú sigues ahí, con dudas y promesas, con "peros" y "puede". Y tal vez ahora, o dentro de un minuto, o mañana, o dentro de 5 años estés perdiendo una oportunidad, por el simple hecho de esperar y no buscarlas por ti mismo.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Old bones.

Lo más extraño es que aún seguía allí.No es que estuviese allí en realidad, tan sólo su alma había decidido seguir mis paso, y cuando le miraba se evaporaba como una gota de lluvia cuando pasaba la tormenta.
Se encerró en el pecho, se oculto entre mis costillas.Más tarde formó parte de los pulmones, cada calada de aire olía a él.Era una enfermedad que lentamente me consumía, más tarde formó parte de mi, calando incluso en lo más hondo, como una bala perdida, sin pretenderlo, apuntó, tiró y dio de lleno.Donde más dolía.
La brecha cada vez crecía más, me sumía en mí misma, incontrolable.Se limitaba a quedar oculto entre las sombras, en la inmensa oscuridad de lo que ahora era mi vida.
Tanto recuerdo desembocaba en melancolía, y yo hacía tiempo que había aprendido a odiar a ambos.
Sin embargo era agradable sentir que estaba ahí, que seguía ahí.Me permitía recrear una vida anterior y mejor.
Pero tan sólo era eso, una mediocre recreación de una realidad pasada, un eco malsonante.
Me basaba en conjeturas que ya no tenían valor.Me sostenía en un fino hilo de realidad.Cuando el hilo fue cortado yo caí y caí, sin control, sin pausas, pero tampoco me asustaba, era una salida a toda esa basura que me echaba o me habían echado alrededor, aislándome de lo poco real que me quedaba.
Pero al igual que me había hundido en los más profundo del chaco, que a penas me permitía respirar, me liberó, me sacó del pozo, me rescató.Todo lo hizo silenciosamente, de igual forma que se había presentado ante mí con las maletas hechas, dispuesto a quedarse una larga temporada, de igual forma que se había largado, dejando todo patas arriba, se limitó a despedirse con un adiós sordo en la espesura de aquella noche.
Lo más extraño es que aún sigo pensando que era yo la que le seguía a él los pasos, quizás porque aún no estaba preparada para enfrentarme al mundo yo sola, desprotegida, cuerpo a cuerpo, tan sólo con la piel de por medio, no estaba lista para enseñar los dientes con todas las consecuencias.
Lo más extraño de todo esto es que aún le quiero, quiero a ese fantasma que un día desapareció con pelusas en sus bolsillos vacíos de reproches y acarreando en su columna vertebral mi nostalgia.


domingo, 8 de abril de 2012

Relato (segunda parte) ``El cielo puede esperar´´.

El bosque, aquel lugar que ansiaba explorar. Ali es de esa clase de chicas que no se suele detener ante nada ni nadie, se le puede llamar cabezota, pero gracias a eso casi siempre lograba lo que se proponía, algo que muchos quisieran hacer, aunque a veces no fuese lo mejor.
La pequeña abandonó aquel lugar donde se encontraba para adentrarse en la espesura de árboles y arbustos.
Con su altura no necesitaba esquivar las ramas de los árboles más bajos, por una vez le servía de algo ser bajita.Siguió caminando hasta que encontró un claro, se había alejado bastante de donde se encontraba su padre, pero para ella en aquel momento nada importaba, sólo el aquí y el ahora.
Había dado con un valle, al cual un sol resplandeciente alumbraba, sería mediodía, pronto también sería hora de comer y hora de volver.
Un ruido sacó de sus pensamientos a Ali, algo parecía haberse escondido entre unos arbustos al notar su presencia. Se dirigió al lugar de donde provenían los ruidos, apartó unas cuantas ramas y descubrió a un niño, de su estatura, algo más alto quizás.Pelo negro, como el negro de una noche cerrada y sin Luna.Ojos inmensos, brillantes y pardos, sin embargo parecía que algo se escondía tras su pupila, algo que le preocupaba, le inquietaba.
Iba vestido con ropa algo vieja, rasgada y azul.
Cuando Ali lo miró por primera vez le transmitió varias sensaciones. Transmitía libertad, rebeldía, valentía, algo de inseguridad y confianza, mucha confianza.Era extraño, como si lo conociese desde siempre, como si hubiese crecido a su lado, como si hubiese compartido sus días junto a él.
-¿Quién eres?-preguntó intrigada Ali..
-Yo ¿no lo ves?.
-Me refiero a tu nombre ¿cómo te llamas?
-¿Nombre? Yo no tengo se eso.
La interrogación crecía en la mente de Alice, quería saber a toda costa quien era él.
-¿Cómo no vas a tener nombre tonto?Todo el mundo tiene un nombre.
-No soy tonto, sólo que simplemente no tengo nombre.
-¿Y por qué no?
-Cada persona tiene un nombre por el que ser reconocido, pero esa persona también debe tener alguien que lo reconozca, alguien que lo llame por su nombre, ese nombre que alguien le puso un día.Yo simplemente no tengo nombre porque no tengo a nadie que me llame por él, a nadie que me haya puesto uno.
Aquellas palabras entristecieron a la niña, hicieron que sus ojos humedeciesen, aquel chico le daba pena, mucha además.Así que ese era el misterio escondido en sus ojos, soledad.
Estaba solo en el mundo, sin nadie, solo se tenía a el mismo, nadie más.El chico sin nombre.
-¿Quieres que te ponga uno?-preguntó inocentemente Alice.
-¿Para qué?Si nadie me llamará por él-contestó secamente el niño.
-Yo te llamaré por él-sonrió tras pronunciar esas palabras.
Esas palabras provocaron un extraño sentimiento en él.Alguien se preocupaba por él, alguien le prestaba atención.
-¿De verdad?
-De verdad.Y no una vez, muchas, siempre.Lo prometo.
Ali puso su meñique delante de la cara de el chico.Este la imitó y unieron sus dedos.
-Te lo prometo.
Y tras sellar aquel pacto con esas tres palabras separaron sus dedos.
-¿Sabes que siempre mucho tiempo?
-Si, lo se.Pero cumpliré mi promesa ¿recuerdas qué lo he prometido?-dijo enseñando su meñique de nuevo.
-Es verdad-sonrió.
-Ah, te tengo que poner un nombre si te voy a llamar por él.
Tras pensarlo un buen rato la niña dijo:
-Adsíz.
-Me gusta, pero es un poco raro ¿no?
-Tú eres raro-rieron juntos.
-Pero prefiero llamarte AD, simplemente.
-Eso me gusta más-reconoció.
-Yo soy Alice, llámame Ali.
-Vale, Ali-se miraron sonriendo- encantado.
Volvieron a reír juntos, nuevamente.Tras aquella peculiar presentación corrieron juntos, riendo, perdiéndose entre los árboles,persiguiéndose el uno al otro, formando una amistad fuerte, eterna, infinita.
Pararon un momento para coger aliento, Ali se sentó sobre una gran roca mientras respiraba profundamente, cansada, pero feliz, aquel día, aquel momento merecía realmente la pena.
AD la imitó, se sentó a su lado.
-¿Sabes a quién me recuerdas?-preguntó Alice.
-No ¿a quién?

Continuará...

                

miércoles, 4 de abril de 2012

Relato (primera parte) ``El cielo puede esperar´´.

Pájaros que cantan, nubes que se levantan y un sol que ansía mostrar sus más ardientes rayos.
Todo era exactamente igual a todas las mañanas, o casi todas.En la costa del país últimamente el tiempo era bastante bueno, y sus habitantes lo agradecían tras un invierno un tanto lluvioso.
La primavera ya hacía acto de presencia.
En aquella ocasión un tímido rayo de sol se coló entre las cortinas y su calor acaricio delicadamente la piel de aquella niña.
Alice o Ali, una pecosilla pelirroja de unos 6 años de edad, de los cuales presumía cuando alguien preguntaba.
Aquella pelirroja de pelo largo, ojos claros y carácter fuerte estaba de vacaciones, precisamente hoy comenzaban, su padre la noche anterior prometió llevarla con el a pescar.
A ella en realidad lo que le gustaba no era ni la pesca ni las cañas, sino el río y el bosque.
Aquellos lugares para ella eran mágicos, como los de los cuentos que su madre le solía contar no hace mucho, llenos de magia, de hadas y duendes, y quien sabe, puede que muchas cosas más.
Era temprano, aún quedaba un par de horas para que se fuesen, pero la niña prefirió salir de la cama con un enérgico salto.Cogió su nueva bata azul, si, esa que le compró su madre la semana anterior, y descalza corrió rumbo a la cocina.
Se preparó su tazón de cereales "Trix", de esos de colores que en la caja tienen dibujado un conejo blanco al cual le dibujaba bigote y gafas cuando tenía la ocasión, y acto seguido echó leche.
Se los comió en el salón, tranquilamente, mientras veía a "El coyote y el Correcaminos".
-Ali ¿qué haces despierta tan temprano?
La pequeña se encogió de hombros y siguió comiéndose su desayuno.Cuando su padre se tomaba tranquilamente su café y leía tranquilamente el periódico, Ali se dirigió a la cocina, la cual la recibió con un agradable olor a café recién hecho, decidida cogió la mano de su padre y tiró de el fuertemente.
-Vamos, que llegamos tarde-dijo inocentemente la niña.
-Ali, suéltame, que aún queda mucho tiempo.
-No-respondió la niña secamente.
Tras ese rotundo no se tumbó en el suelo y empezó a patalear y chillar, esa táctica siempre funcionaba con su padre, a diferencia de su madre.Harto de aquello el padre de Ali cedió.Algo más tarde ya estaban recorriendo el asfalto con el viejo Ford burdeos rumbo al río.
Una vez bajaron del coche, sacaron los trastos del maletero y encontraron un sitio a la orilla del río donde dejarlos Ali comenzó su particular aventura.
Todo era tan mágico, tan extraño, tan especial para ella.De algo tan simple ella podía hacer un mundo.Miraba las cosas de otro modo, otra perspectiva, otro plano, casi siempre diferente al del resto.
Asomada a la orilla de aquel río podía contemplar a través de sus aguas cristalinas como los peces se movían rápidamente, casi en un susurro.Hacían brillar sus escamas bajo el agua, que junto con los rayos de sol, daba la  impresión de que eran de bonitos y vivos colores.
-Parecen sirenas-soltó, acto seguido una bonita sonrisa se dibujó en sus pequeños labios.
Se quedó embobada por aquel efecto óptico varios minutos, mientras, también seguía el recorrido que efectuaban algunos peces.
Más tarde dejó aquello para centrarse en algo que le llamaba más la atención: El bosque.

Continuará...

lunes, 2 de abril de 2012

Amor que es como la energía, que ni se crea ni se destruye, sólo se transforma.

Unos centelleantes ojos en medio de una inmensa oscuridad.
La oscuridad de una noche que sólo consigue romper aquel foco de luz pálida y en ocasiones excepcionales, algo tenue.La luna.La luna de aquella noche era inigualable, inmensa, mágica, embriagadora.
Pero no era inigualable a aquellos ojos, nada era inigualable a ellos.
Esos ojos que se abrían paso entre la noche.Esos ojos verdes que habían sufrido tanto y habían derramado demasiadas lágrimas.
Aquellos mismo ojos que un día mostraron felicidad en estado puro, esa clase de felicidad que es casi inalcanzable, inaccesible, esa felicidad que sólo pueden poseer algunos afortunados y no cualquier persona.
Pero también aquellos mismos ojos que un día reflejaron el miedo, la inseguridad, el temor a perder demasiado , no a perder demasiada cantidad de cosas, si no, a perder a alguien demasiado importante.
Alguien que la completaba, que si se fuese rompería sus esquemas, su vida, sus límites.
Alguien que podía hacerla la persona más feliz del mundo, y a la vez la más afligida, la más libre, y a la vez prisionera.
¿Y qué sentía por ese alguien le podía dar todo y quitarle tanto?¿Cariño?¿Devoción?¿Apego?No.
Amor.
Amor del bueno, de ese tan fuerte que te sacude el pecho, del que no te deja respirar.
Amor del de pensar cada segundo, sonreír sin motivo.
De esa clase de amor que es como la energía, que ni se crea ni se destruye, sólo se transforma.
Se transforma en caricias, susurros indescriptibles de una noche cualquiera, roces de labios que esperan unirse lo más pronto posible y palabras de amor, las más sinceras que nunca jamás alguien escuchó o escuchará.

sábado, 17 de marzo de 2012

Blue.

Quizás todo acabo cuando aquel tren salió de la estación, cuando aquel tren comenzó su camino sobre aquellos fríos raíles, dejando atrás metros y más metros que pronto se convertirían kilómetros, y quizás para algunas personas aquellos kilómetros más tarde se transformarían en años.
Años, años de vida, años de recuerdos, años de nostalgia por lo que ya nunca más estará o antaño había permanecido ahí para después desaparecer.Los años pesaban, para algunos más que para otros, sobretodo para aquella chica de nombre impronunciable y sonrisa tímida que aquel tren había dejado atrás, aquella chica que se ocultaba tras una enorme bufanda azul, azul, como aquel cielo que adornaba aquel día, como sus tristes ojos que perseguían aquel tren, aquella chica que desde ese día siempre iría acompañada de soledad.



sábado, 11 de febrero de 2012

una sonrisa permanente, la que naturalmente te vestía.

A veces suelo recordarte, suelo recordar lo que te acompañaba, un sombrero con olor a domingo, y claro que también tus extrañas manías.
Claro que también recuerdo muchos momentos, como cuando conducíamos interminables caminos al compás de una canción de carretera, o cuando imaginabas y me hacías imaginar un universo entero guardado en un viejo baúl.
También como mirabas a la vida, en ocasiones con una sonrisa permanente, la que naturalmente te vestía, en otras con desprecio y odio, uno de tus abrazos en pleno invierno, tu vieja chaqueta de cuero que siempre me encantó, también por qué no recordar tu maleta llena de nostalgia, o de ese Peter Pan que siempre llevaste dentro de ti desde el primer momento.
Tu habitual brazo sobre mis hombros, un susurro mañanero, tus palabras que decoraban mis pensamientos, carcajadas nocturnas bajo la Lunas de esta pasada primavera, versos acabados en sonrisas.
Y si, yo también estoy aquí, la de siempre, con mis manías para bien o para mal, sabías, como siempre, que los recuerdos forman parte de mí, pero no me alimento de ellos, prefiero los sentimientos, siempre me llenaron más, siempre dejaban ese dulce sabor inolvidable, y es que te recuerdo, es cierto, ¿por qué mentir?, las mentiras nunca fueron buenas en los finales de las historias, como siempre te dije, sólo digo que aunque formes parte de mi, puedo seguir viviendo esta historia u otra diferente, que te sigo esperando, es verdad, a veces creo que estoy esperando algo que aún ni he conocido.

martes, 31 de enero de 2012

Las mariposas murieron hace tiempo.


Las mariposas murieron hace tiempo.

Las mariposas de su estómago habían muerto hace tiempo, si, las mismas que antes estaban ahí, las que hacían que le doliese cada vez que lo veía.
Poco a poco fue cayendo, antes de que pudiese notarlo algo había muerto ya en ella, todo comenzó una tarde lluviosa de abril, desde entonces probaba algo de esa droga tan adictiva, algunos besos robados y un par de caricias, ella se conformaba con tenerle 5 minutos.
Cuando llegó diciembre se dio cuenta, de todos esos absurdos meses ocultos tras mentiras y más mentiras, demasiado tarde, se había acostumbrado a él, a respirarle, a ser con él, todo aquello era un vicio, estaba demasiado metida, no soportaría el mono  de no verle ni siquiera un día, sabía que se debía desintoxicar, había probado demasiado de aquel dulce veneno, como pudo lo fue dejando lentamente, al final sólo quedaron algunas miradas de su parte para poder sobrevivir, sabía que aquello no volvería a ser lo mismo, sabía que ella no era ni sería la misma, que una parte de ella había muerto al enterrar las mariposas. 

domingo, 29 de enero de 2012

Ya no duele, sólo escuece.

Un  corazón roto lloraba en la noche de un sábado de Marzo, las farolas dibujaba su sombra sobre el frío asfalto, sus lágrimas resbalaban y caían, y con ellas dolor, en grandes cantidades, y rabia acumulada, puede que también algo de impotencia y odio, aquella mezcla formaba cada una de sus lágrimas, su respiración irregular, sus uñas Naranjas ya bastantes estropeadas por el tiempo, se notaba que la vida no la había tratado bien en los últimos meses, mientras se tapaba la cara con sus manos temblorosas recordaba el motivo de todo aquello, se repetía una y otra vez sin cesar en su cabeza, cada vez dolía más, mientras el cielo rugía y comenzaba a llover, sobre su piel caían las gotas de lluvia, frías, hacían que se estremeciese, que su piel se erizase, largos escalofríos la sacudían, la lluvia se mezcló con sus lágrimas, dejando ver solamente un bonito rostro mojado por la lluvia de Marzo, unos ojos verdes que parecían tristes y melancólicos y un corazón demasiado roto. 

Otro domingo en el calendario.

Sin duda olía a domingo, un extraño olor a mañana y a desayuno, hacía el frío típico de Enero, el tiempo transcurría como un domingo cualquiera, quizás no tan bueno como un sábado pero no tan malo como un lunes por la mañana, tampoco era un día gris, el sol entraba a su antojo dibujando rayas en la habitación al pasar por la persiana, y yo como otro domingo cualquiera seguía bajo las mantas, arropada hasta la nariz, pensando en que me depararía ese día y toda la semana.
Y la canción del día es...
Pues aquí os lo dejo, espero que os guste
Y buen domingo (:




martes, 24 de enero de 2012

Rescue me.


Nunca prometí nada, sólo un par de zapatos viejos bajo tu cama y canciones que alguna vez habrás escuchado.
Escúchame nunca fui más allá de nada, sólo miré hasta donde me llegaba la vista y en ocasiones te hablé con la voz rasgada.
Háblame de como te han ido estos días de punto y a parte, o si lo prefieres de que es lo que te gusta ver al despertar.
Pídeme lo que quieras aunque sea demasiado, aunque recuerda que nunca prometo nada.
Y nunca prometo nada porque me da miedo que algún día, de algún mes, de algún año y en algunas circunstancias te vayas de aquí, dejes mis promesas y a mi atrás, y también ese amargo sabor de "Quiero y no puedo" y tu último adiós se queden en mi para siempre .

Empiezo a entender de que trata este juego, únicamente tú juegas lo demás están ahí, si, pero sólo para ayudarte cuando realmente sea necesario, no te acostumbres, porque quizás algún día ya no te levantes y te hundas, tendrás que empezar desde el principio una vez más ¿cuántas irán ya?¿unas mil?¿quizás más? No sé he perdido la cuenta.
Lo mejor de este juego es que perder te ayuda más que ganar, perder te ayuda a ganar, es absurdo , si, pero te aseguro que siempre viene bien tocar fondo, coger aire y seguir subiendo, porque nunca viene mal algo de lluvia antes de que salga el Sol.

viernes, 20 de enero de 2012

Detrás de cada sonrisa.Capítulo 5: La cita.

Diez en punto, hotel.
*Toc, toc*
Sería el, Sara me alisó el pelo y como siempre me entro sueño así que después de que terminase y se fuese me tumbé en la cama y me dormí, me levante me puse los tacones y abrí la puerta.
-Hola-saludó con una amabilidad que no conocía hasta ahora.
-Hola-estaba nerviosa, aunque no sabía por qué.
Llevaba un jersey a rayas en tonos azules con una camisa blanca debajo pantalón negro y zapatos, mejor que antes, y llevaba una rosa blanca (un clásico, sólo le faltaba que fuese roja) aunque seguía siendo tan guapo como siempre, con su bonita sonrisa y sus misteriosos ojos, pero no penséis que me estaba enamorando, aquello sólo era como un trato yo quedaba con él, recuperaba mi mochila y nada más.
-Bonito peinado.
-Emm gracias.
¿Peinado pero qué peinado? Si sólo me había alisado el pelo ¿Qué era por empezar con buen pie?¿Para hacerse el simpático? Pero al ver que sonreía maliciosamente me miré en un espejo y lo en tendí todo.
-MIERDA.
Pues sí que empezábamos bien, al haber estado dormida tenía pelos de eso, de recién levantada. ¿Simpático? NO, seguía siendo un borde como cuando lo conocí esta mañana. El pasó dentro de la habitación.
-Que no, que en serio que te queda muy bien-más risas.
-Vete a la mierda.
Lo empujé mientras lo conducía hacia la puerta, pero al intentar cerrarla puso el pie y volvió a entrar.
-Venga ya, péinate un poco y nos vamos.
-Si no es eso, es que eres un borde que ríe de mi.
-Que nooo… Si no me reía de ti, sólo de tu pelo-sonrisa.
Le volví a empujar hacia fuera, pero esta vez me agarró de la cintura y me cogió como si yo fuese un saco de patatas.
-SUÉLTAME.
-Cuando lleguemos.
-QUE NOOO SUELTAMEE.
Protesté hasta llegar al restaurante, tuve suerte porque las calles estabn casi vacías así que nadie nos puedo ver.
-¿SABES QUÉ TE PUEDO DENUNCIAR POR SECUESTRO?
-¿Y tú sabes que yo te puedo denunciar por agresiones?
-Si yo no te he pegado…
-¿Y las patadas y los manotazos?
-Pues porque eres un bruto y me has traído a la fuerza.
-No había otra manera de traerte.
Un camarero interrumpió de repente la discusión.
-¿Les indico ya su mesa señores?
-Si, por favor.
Nos llevó a la terraza, ya que lo de dentro estaba completo, nos puso al lado de un escenario en el que estaban unos músicos tocando unas canciones lentas y en frente había parejas bailando al ritmo de la música, tomamos asiento y pedimos la comida.
-Bueno para denunciarte quiero saber primero tu nombre. ¿No era Noah?
-Si, bueno no, en realidad me llamo Ainoha, pero me dicen Noah, porque si le quitas lo de “Ai” y cambias la “h” de sitio sale “Noah”.
-Ya ya, hasta ahí llego-sonreimos.
-¿Y tú? Te he insultado ya y todo pero no se ni tu nombre.
-Álex, es de Alejandro, le quitas lo de “andro” y sustituyes la “j” por una “x” y sale Álex.
-Hasta ahí llego.
Reímos y nos conocimos un poco más, dejó a un lado su faceta de borde y la sustituyó por una de alguien más amable y simpático, al cabo de un rato un camarero distinto al de antes nos sirvió la comida.
Era ese típico camarero de película, camisa blanca, chaleco, pajarita, zapatos y pantalones negros, y un fino bigote rizado en las puntas bajo su respingona nariz.
Cuando terminamos de comer comenzamos a hablar al ritmo de antes.
-Bueno ¿bailamos?
Todo aquello me sonaba a historia de amor de chica conoce a chico, cenan, chico invita a bailar a chica y ZAS se enamoran y fueron felices y comieron perdices. Pero aquello era diferente.
-Vale-sonreí.
Diferente pero la chica sigue siendo igual.
Cuando íbamos a empezar a bailar, los músicos bajaron del escenario, y subieron otros y un cantante, aquello ya no era música lenta era rock pero con letra en griego.
Se fastidiaron los planes así que pagamos y nos fuimos a dar una vuelta.

Detrás de cada sonrisa.Capítulo 4:En proceso.

Cuatro y media de la tarde, ya en el hotel.
-¿Sara tu me odias por algo?
-¿Yo por qué te iba a odiar?
-No sé, quizás porque me has citado con un tío al que apenas conozco, que me ha robado la mochila, me ha tirado desde un muelle y con el que no he parado de discutir, nada lo normal-le dirigí una de mis miradas asesinas y sarcásticas.
-Venga ya, no seas exagerada, además te he hecho un favor, que te estás amargando mucho últimamente.
-¿Yo amargada? Pues yo no  veo que sea la típica  tía solterona con 50 gatos.
-Aún no.
-¿Cómo que aún no?
-Anda tira.
Me empujo por atrás hasta el baño y me encerró allí.
-¿Tú que eres tonta o sólo lo pareces?-alcé la voz.
-A veces las dos, se me está pegando de ti-rió.
-Déjame salir.
-No, tú te duchas y yo te saco la ropa.
-Pero si es muy temprano y además no voy a ir.
-Es igual, pues claro que si, si no quieres morir en el baño de un hotel.
-DÉJAME SALIR.
-Hasta luego.
Sara se alejó de la puerta del baño y abrió el armario, mis amenazas y gritos no sirvieron de nada así que obedecí y me duché.
Mientras la bañera se llenaba me puse delante del espejo a practicar mis poses y caras raras. Me salió la cara de viciosilla, la de interesante y la de ``Poker Face´´ y ninguna más porque en seguida se llenó, me metí y eche un líquido que estaba en uno de los pequeños armarios que amueblaban el gran baño, por lo poco que había leído eran sales de baño así que las eche sin miedo, quizás me pasé con la cantidad, pero ¿quién se iba a dar cuenta?  Por el exceso empezaron a salir muchas pompas jugueteé con ellas un rato como una niña de cinco años mientras respiraba un dulce olor a fresa, después me enjaboné y me aclaré y di unos golpes con la mano en la puerta.
-¿Qué quieres?-preguntó Sara casi gritando.
-Que ya he terminado-respondí con sequedad.
-¿En serio?¿De verdad?¿Tu haciéndome caso a mi?
-Que sí, que me abras “pesá”.
*Clic*
Se abrió la puerta.
-Bueno vamos progresando, ahora a vestirse.
-Aiss no tengo ganas…
-¿Te visto bonita?-con una sonrisa y voz sarcásticas.
-No gracias, visto lo que me has hecho para que me duchara no quiero saber lo que me harás para que me vista, seguramente algo estilo Saw.-Reí.
-Jajajá, nah no soy tan mala.
-¿De verdad?¿O es eso lo que tu crees?
Me dio flojo en el hombro.
-¿Qué haces?
-Nada, vístete anda.
-Vale.
Pero antes de empezar a vestirme le devolví el golpe.
-¿Qué haces?
-Nada, lárgate anda.
-Imbécila.
-¿Tu? Ya, venga vete pavoncia.
-Ahora volveré.
-Vale, hasta luego.
-Hasta luego.
Sobre la cama había una falda azul turquesa con volantes, una básica de tirantas blanca y unos tacones de cuña blancos. Hacía un tiempo que no me ponía falda, quizás desde aquello…
Igualmente me vestí con cierta tranquilidad, me puse delante del espejo y me mire unos segundos, cogí unos pendientes me los puse y lista.
*Toc, toc*
Será Sara pensé, abrí, y si, era ella.
-Bueno así mejor-sonrisas.
-Gracias tu también vas muy guapa siempre-saqué la lengua.
-Ya no hace falta que me lo digas jajaja, bueno empecemos.
-Querelona, ¿y a qué vas a empezar?
-Pues a maquillarte.
-Que no anda, un poco de rímel y lápiz de ojos y basta y sobra.
-¿Segura?
-Segura.
Miré el reloj eran algo más de las seis y media aún sobraba tiempo.
-Bueno pero alísame el pelo si eso.
-¿A eso si no? ¿Para qué para que te quedes dormida cómo siempre?
-Mentira siempre no, pero es que me entra sueño no lo puedo evitar…
-Bueno CASI siempre.
-Seh-sonrisa.
-Siéntate anda…
-Ais con lo que te quiero yo.
-Vete por ahí un rato anda, siéntate o te lo haces tu.
-Vale.

domingo, 8 de enero de 2012

En busca de la felicidad.

No permitas que nadie diga que eres incapaz de hacer algo, ni si quiera yo. Si tienes un sueño, debes conservarlo. Si quieres algo, sal a buscarlo, y punto. ¿Sabes?, la gente que no logra cumplir sus sueños suele decirles a los demás que tampoco cumplirán los suyos.
Así que sal fuera, y di bien alto lo que quieras lo que te apetezca en ese instante, incluso cosas sin sentido. Y si quieres promete el mundo, pero nunca olvides que algún día lo tendrás que cumplir.