sábado, 11 de febrero de 2012

una sonrisa permanente, la que naturalmente te vestía.

A veces suelo recordarte, suelo recordar lo que te acompañaba, un sombrero con olor a domingo, y claro que también tus extrañas manías.
Claro que también recuerdo muchos momentos, como cuando conducíamos interminables caminos al compás de una canción de carretera, o cuando imaginabas y me hacías imaginar un universo entero guardado en un viejo baúl.
También como mirabas a la vida, en ocasiones con una sonrisa permanente, la que naturalmente te vestía, en otras con desprecio y odio, uno de tus abrazos en pleno invierno, tu vieja chaqueta de cuero que siempre me encantó, también por qué no recordar tu maleta llena de nostalgia, o de ese Peter Pan que siempre llevaste dentro de ti desde el primer momento.
Tu habitual brazo sobre mis hombros, un susurro mañanero, tus palabras que decoraban mis pensamientos, carcajadas nocturnas bajo la Lunas de esta pasada primavera, versos acabados en sonrisas.
Y si, yo también estoy aquí, la de siempre, con mis manías para bien o para mal, sabías, como siempre, que los recuerdos forman parte de mí, pero no me alimento de ellos, prefiero los sentimientos, siempre me llenaron más, siempre dejaban ese dulce sabor inolvidable, y es que te recuerdo, es cierto, ¿por qué mentir?, las mentiras nunca fueron buenas en los finales de las historias, como siempre te dije, sólo digo que aunque formes parte de mi, puedo seguir viviendo esta historia u otra diferente, que te sigo esperando, es verdad, a veces creo que estoy esperando algo que aún ni he conocido.

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