martes, 27 de diciembre de 2011

Fácil, lo contaré deprisa, para que lentamente llegue a tu sonrisa.

De vez en cuando está bien soltarse un poco, dejar que el viento revuelva tu pelo suavemente o que las gotas de lluvia moje tu piel.
Cada momento posee algo especial que lo hace único, algo bonito algo extraño o simplemente algo que nos gusta.
De vez en cuando sienta bien reír sin parar, a carcajadas, hasta que te duela el estómago o incluso más, que reír es gratis.
De vez en cuando está bien no preocuparse demasiado por todo, y si lo haces que al mal tiempo buena cara, y que la tormenta no dura eternamente.
De vez en cuando sienta bien sonreír sin motivo alguno, sólo porque te apetece.


lunes, 26 de diciembre de 2011

Que el diablo sabe más por viejo que por diablo.

He escuchado que lo único que lo cura todo es el tiempo, pero todo se complica cuando eres tu el que tiene que esperar.
He escuchado que cuando una puerta se cierra aparece otra oportunidad, lo difícil es encontrarla.
He escuchado que no hay mal que dure 100 años, pero tampoco cuerpo que lo aguante.
He escuchado que una herida antes de sanar, escuece.
He escuchado que el peor día de tu vida no tiene porque ser un martes 13.
He escuchado que hay gente de dones, y también dones de gente, que perro ladrador poco mordedor, que cuando el río suena agua lleva, que no es oro todo lo que reluce, que más sabe el diablo por viejo que por diablo y que mejor solo que mal acompañado.
Y he llegado a la conclusión de que las prisas son malas consejeras, que toda pregunta esconde una respuesta, que detrás de un mal día se esconde un algo o un alguien, que todos necesitamos ayuda alguna vez, como la Luna, que brilla gracias al Sol, que solo hay que arriesgar por lo que realmente merece la pena. que los hechos hablan más que las palabras y que de lo que te cuenten no te creas ni la mitad.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Cuando escuchas el silencio, y una sonrisa te sabe a poco.

Las hojas caían y caían sin cesar, se notaba que estábamos ya en octubre, de repente me acarició el rostro una suave aunque un tanto gélida brisa otoñal.La sombra de los árboles aparecía dibujada sobre los inmensos montones de hojas secas, y de repente mientras tenía la cabeza en mi mundo alguien me puso el gorro de mi sudadera.
-!Hey¡ ¿Quién eres?¿Y qué haces?-pregunté
Cuando me giré todas las preguntas encontraron rápidamente respuesta.
+Idiota ¿no me conoces?-preguntó riendo
-Imbécil que se sienta delante mía en clase ¿qué haces aquí?-añadí con una sonrisa maliciosa.
+Pues que me aburría y te he seguido.
Hablando y hablando llegamos a un parque y me senté en el columpio, el imbécil llamado Luis me empujaba y me invadieron los recuerdos.
-¿Recuerdas la promesa qué me hiciste en este mismo lugar, haciendo justamente lo mismo que ahora?
+¿Sabes? se que me tomas por tonto, un insensible, un estúpido y todas esas cosas, pero nunca rompo mis promesas.
-Si tu precisamente eres el que primero lanza las palabras al viento.
+Si yo precisamente, pero todo a cambiado, aunque sea el mismo lugar, la misma acción... tú sigues aquí estando tan guapa como la primera vez que te vi y con esa sonrisa... Y créeme cuando te digo que   si tu saltases de este columpio ahora mismo y cayeras, sangraríamos los dos.
-No lo entiendo...
+Te lo explicaré de otro modo, que si tu escuchas los dos escuchamos, que si tu sientes yo siento, que si tu vuelas yo vuelo.
Y me llamarás ñoño pero te digo que si tu te vas siempre me iré contigo, te cuidaré y si me dejas siempre estarás aquí, guardada, y me alimentaré de recuerdos si hace falta, me alimentaré de cada segundo estando junto a ti.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Detrás de cada sonrisa. Capítulo 3: Lo inesperado.

Cuando estábamos enfrente de la puerta de nuestra habitación e iba a abrirla me di cuenta de que me había dejado la mochila en el muelle o lo que es peor, cerca del imbécil ese.
Así que, como no, me tocó volver al muelle pero esta vez Sara venía conmigo. Vi que en el muelle no estaba mi mochila, así que la tenía que haber cogido el, el chico de la confianza y la mirada misteriosa y profunda.
Estaba haciendo cosas en la cubierta del barco así que nos vio.
- Hola otra vez Simpatía.-saludó con sarcasmo.
-Tsss, no hablemos…
-Bueno ¿qué quieres? ¿Has venido a disculparte?
-No imbécil, he venido a por mí mochila, esa que seguramente tendrás tú por ahí guarda.
-Ah ¿esta? –alzó una mano enseñando una mochila blanca con el logo de “Nike” en lila, así que sin duda era mi mochila.
-Si esa es, dámela.
-Las palabras mágicas.
-¿Qué?
-Pues eso, ¿nunca te han enseñado como se deben pedir las cosas?-dijo mientras enseñaba su maldita y preciosa sonrisa.
-Sí, pero tengo prisa (mentira) y además a ti precisamente no te tengo que pedir nada bien, porque es mi mochila y tú me las has quitado.
-Lo de que tienes prisas no creo pero bueno, y lo de que te la he quitado es mentira sólo la he recogido del muelle.
-Bueno pues por eso, ahora me devuelves mi mochila y me voy.
-Te lo he dicho me lo tienes que pedir bien.
-Que a ti no te tengo porque pedir nada bien.-contesté alzando la voz.
-Pues aquí se queda tu mochila, hasta que no me lo pidas por favor…
-QUE NO.
-Vamos Noah, que no te cuesta nada.-intervino Sara por primera vez.
-Que yo a este no le pienso pedir nada por favor.
-Vale, pues sigue esperando-contestó sonriente, cuando hacia eso le odiaba pero me encantaba a la vez…
-¿Y por qué no quedáis o algo esta noche y arregláis todo esto?-intervino de nuevo Sara, con su cara de “es tú oportunidad”.
-¿QUÉ?-la mire sorprendida.
-Tss, bueno, vale, total esta noche no tengo nada que hacer…
-Que yo con el no voy a ningún sitio.
-Pues o eso o nada.
Empezaba a enfadarme.
-Venga Noah.-me sonrió Sara.
-Ufff, y además ¿cómo pretendes que me cambie si tengo la llave en la mochila?-pregunté esperando que me la diese y me dejase en paz de una vez.
-Pues así.
Metió una mano en la mochila, sacó la llave y me la tiró.
-A las 10 te recojo en el hotel.
-Pero si no sabes en que hotel estoy.
-Lo ponía en la llave-me guiñó un ojo, sonrió y se metió dentro del barco.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Detrás de cada sonrisa.Capítulo 2: Unos ojos misteriosos.

Detrás de cada sonrisa. Capítulo 2: Unos ojos misteriosos.
¡Ah! La cabeza me dolía y todo me daba vueltas, fui abriendo los ojos 
lentamente, cuando me levante me di cuenta de que estaba tumbada en la cama de un barco, subí las escaleras que conducían a la cubierta, y allí vi a un chico joven, más o menos unos 2 o 3 años mayor que yo, apoyado en la barandilla  y con la mirada perdida, debió notar que le estaba mirando por lo que se giró, era moreno, sus ojos eran color miel, eran perfectos, pero tenía algo en su mirada que resultaba misterioso, como si escondiese algo, y también era una mirada profunda, de esas en las que te puedes perder…
-Hola torpe, ¿ya estás bien?
-Hola, mm si… Oye ¡¿cómo qué torpe?! – respondí medio confusa .
-Pues eso, que te he tocado la espalda y te ibas a girar pero te has caído al agua.-al terminar puso una sonrisilla burlona.
-No, lo que pasa que me he asustado y me he tirado.
-Ah, ¿tú normalmente cuando te asustas te tiras de los sitios?
-No… ¡¿Oye bueno, pero tú qué haces diciéndome esto?! Si me he caído es por tú culpa y ahora me hablas con toda la confianza.
-¡¿Yo?! Si sólo te he tocado la espalda porque pensaba que se te había caído algo y lo estabas buscando.
-Sí, ya, claro… bueno que me tengo que ir, adiós.
Salí del barco con paso firme y me dirigí al bar cuando de repente.
-¡OYE VUELVE UN MOMENTO!
Era el mismo de antes, el que había cogido tanta confianza, así que pasé de él no tenía ganas de discutir más. Llegué al bar, Sara y yo nos volvimos al hotel y mientras por él camino le conté todo lo que me había ocurrido.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Detrás de cada sonrisa.Introducción y capítulo 1.

Introducción:

Una mañana de marzo
*¡Bip!¡Bip!¡Bip!*
-Uffff…
Con mucho esfuerzo conseguí salir de debajo de las sábanas y sentarme en uno de sus extremos. Sentía los rayos de sol que entraban por la ventana acariciando suavemente mi piel, y también mis pies sobre el frío suelo.
Decidí levantarme y encender el ordenador, tenía ganas de empezara escribir, pero primero puse una canción, sonó Someone like you de Adele, baje un poco el volumen para poder pensar mejor y en seguida empecé a escribir la historia, mi historia.
Capítulo 1: El desconocido
Una calurosa mañana de julio.
-¡AINOHAAAAAAAAAAAAAAAA!
-Puff… déjame dormir pesada…-contesté mientras intentaba volver a dormirme acurrucándome entre las sábanas.
-Me parece que no, es nuestro primer día de vacaciones en Grecia y hay que aprovecharlo, tonta.;)
Noté que alguien me quitaba la almohada y la sábana, entonces entreabrí los ojos como pude y pregunte:
-Pero Sara ¿qué hora es?
-Son las 10 de la mañana y hora de que nos vayamos por ahí.
-¡¿Las 10?! Pero Sara si estamos de vacaciones y tenemos muchísimo tiempo para recorrernos la ciudad.
-Que perra eres a veces Noha…cuando te conviene…¬ ¬
-No “imbécila”, sólo que si estamos de vacaciones hay que aprovechar para dormir hasta cuando queramos, pero bueno ya es igual.
-Tss lo que yo digo, que eres una perritranca…  ;P Bueno ¿nos vamos a desayunar? Es que tengo hambre…
-Vale, pero primero me voy a vestir.
No tenía demasiadas ganas de pensar, así que me puse lo primero que pillé en el armario. Una camiseta a rayas azules, rojas y blancas, unos pantalones cortos vaqueros y claros y unas zapatillas.                                                                                      Decidí dejarme el pelo suelto, así que me lo cepillé, y para acabar cogí la mochila y metí el móvil,  la cartera, la cámara, el iPod, la llave de la habitación  y cómo no, mis inseparables cascos.
Después al salir de la habitación me encontré con Sara en la recepción, y nos fuimos a desayunar, más tarde dimos una vuelta por la ciudad, y ya casi por el mediodía paramos en un bar que estaba cerca de un muelle a tomar algo, y como no, Sara ligó con un griego que estaba en el mismo bar que nosotras, al instante, si, Sara es así, es ese tipo de chica que liga en 2 segundos, es una chica divertida, simpática y extrovertida, tenía el pelo oscuro, muy ocusro y con tirabuzones, siempre me encantó su pelo, desde pequeñas, conozco a Sara desde la guardería, desde que éramos dos enanas de medio metro que juagaban con la plastilina, tiene los ojos marrones oscuros y su piel es blanca.
Ya que fui abandonada por mi ``querida amiga´´ ¬¬ y sustituida por un griego me fui a pasear yo sola, fui a el muelle que estaba cerca del bar, cuando llegué en el muelle había unos cuantos barcos amarrados y de repente escuche un ruido en el agua, me asusté porque pensaba que alguien se estaba ahogando, así que fui donde se estaba escuchando el ruido, al llegar no había nada y justo cuando me iba a girar para irme sentí una mano en mi espalda, me asusté y mi reacción fue saltar al agua, pero antes de caer el que me tocó la espalda me intento sujetar por la mochila para que no callera, pero se la quedó en la mano, y caí al agua, no me di cuenta de quién me había tocado la espalda, al caer solo vi una figura pero no le vi la cara, después de eso no sé lo que pasó porque me di en la cabeza con algo al caer y perdí el conocimiento.

La última calada de aire.

"La vida es aquello que te va sucediendo mientras nos empeñamos en hacer otros planes" dijo una vez John Lennon.Tenía toda la razón.
Pasas la mayoría de tu vida decidiendo tu futuro, empiezas por pensar quien será tu verdadero amor o dónde vivirás, y cuando te das cuenta estás decidiendo hasta el color del que serán las cortinas del salón de tu futura casa.
Tan estúpidos...
En esos momentos no pensamos que  todo puede acabar en 5 segundos, que puede ser nuestra última calada de aire, nuestra última palabra o el último recuerdo.
Que los planes sólo son deseos plasmados en un trozo de papel. Deseos que pueden cambiar de un momento a otro.