miércoles, 21 de diciembre de 2011

Cuando escuchas el silencio, y una sonrisa te sabe a poco.

Las hojas caían y caían sin cesar, se notaba que estábamos ya en octubre, de repente me acarició el rostro una suave aunque un tanto gélida brisa otoñal.La sombra de los árboles aparecía dibujada sobre los inmensos montones de hojas secas, y de repente mientras tenía la cabeza en mi mundo alguien me puso el gorro de mi sudadera.
-!Hey¡ ¿Quién eres?¿Y qué haces?-pregunté
Cuando me giré todas las preguntas encontraron rápidamente respuesta.
+Idiota ¿no me conoces?-preguntó riendo
-Imbécil que se sienta delante mía en clase ¿qué haces aquí?-añadí con una sonrisa maliciosa.
+Pues que me aburría y te he seguido.
Hablando y hablando llegamos a un parque y me senté en el columpio, el imbécil llamado Luis me empujaba y me invadieron los recuerdos.
-¿Recuerdas la promesa qué me hiciste en este mismo lugar, haciendo justamente lo mismo que ahora?
+¿Sabes? se que me tomas por tonto, un insensible, un estúpido y todas esas cosas, pero nunca rompo mis promesas.
-Si tu precisamente eres el que primero lanza las palabras al viento.
+Si yo precisamente, pero todo a cambiado, aunque sea el mismo lugar, la misma acción... tú sigues aquí estando tan guapa como la primera vez que te vi y con esa sonrisa... Y créeme cuando te digo que   si tu saltases de este columpio ahora mismo y cayeras, sangraríamos los dos.
-No lo entiendo...
+Te lo explicaré de otro modo, que si tu escuchas los dos escuchamos, que si tu sientes yo siento, que si tu vuelas yo vuelo.
Y me llamarás ñoño pero te digo que si tu te vas siempre me iré contigo, te cuidaré y si me dejas siempre estarás aquí, guardada, y me alimentaré de recuerdos si hace falta, me alimentaré de cada segundo estando junto a ti.

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