A veces suelo recordarte, suelo recordar lo que te acompañaba, un sombrero con olor a domingo, y claro que también tus extrañas manías.
Claro que también recuerdo muchos momentos, como cuando conducíamos interminables caminos al compás de una canción de carretera, o cuando imaginabas y me hacías imaginar un universo entero guardado en un viejo baúl.
También como mirabas a la vida, en ocasiones con una sonrisa permanente, la que naturalmente te vestía, en otras con desprecio y odio, uno de tus abrazos en pleno invierno, tu vieja chaqueta de cuero que siempre me encantó, también por qué no recordar tu maleta llena de nostalgia, o de ese Peter Pan que siempre llevaste dentro de ti desde el primer momento.
Tu habitual brazo sobre mis hombros, un susurro mañanero, tus palabras que decoraban mis pensamientos, carcajadas nocturnas bajo la Lunas de esta pasada primavera, versos acabados en sonrisas.
Y si, yo también estoy aquí, la de siempre, con mis manías para bien o para mal, sabías, como siempre, que los recuerdos forman parte de mí, pero no me alimento de ellos, prefiero los sentimientos, siempre me llenaron más, siempre dejaban ese dulce sabor inolvidable, y es que te recuerdo, es cierto, ¿por qué mentir?, las mentiras nunca fueron buenas en los finales de las historias, como siempre te dije, sólo digo que aunque formes parte de mi, puedo seguir viviendo esta historia u otra diferente, que te sigo esperando, es verdad, a veces creo que estoy esperando algo que aún ni he conocido.
sábado, 11 de febrero de 2012
martes, 31 de enero de 2012
Las mariposas murieron hace tiempo.
Las mariposas murieron hace tiempo.
Las mariposas de su estómago habían muerto hace tiempo, si, las mismas que antes estaban ahí, las que hacían que le doliese cada vez que lo veía.
Poco a poco fue cayendo, antes de que pudiese notarlo algo había muerto ya en ella, todo comenzó una tarde lluviosa de abril, desde entonces probaba algo de esa droga tan adictiva, algunos besos robados y un par de caricias, ella se conformaba con tenerle 5 minutos.
Cuando llegó diciembre se dio cuenta, de todos esos absurdos meses ocultos tras mentiras y más mentiras, demasiado tarde, se había acostumbrado a él, a respirarle, a ser con él, todo aquello era un vicio, estaba demasiado metida, no soportaría el mono de no verle ni siquiera un día, sabía que se debía desintoxicar, había probado demasiado de aquel dulce veneno, como pudo lo fue dejando lentamente, al final sólo quedaron algunas miradas de su parte para poder sobrevivir, sabía que aquello no volvería a ser lo mismo, sabía que ella no era ni sería la misma, que una parte de ella había muerto al enterrar las mariposas.
domingo, 29 de enero de 2012
Ya no duele, sólo escuece.
Un corazón roto lloraba en la noche de un sábado de Marzo, las farolas dibujaba su sombra sobre el frío asfalto, sus lágrimas resbalaban y caían, y con ellas dolor, en grandes cantidades, y rabia acumulada, puede que también algo de impotencia y odio, aquella mezcla formaba cada una de sus lágrimas, su respiración irregular, sus uñas Naranjas ya bastantes estropeadas por el tiempo, se notaba que la vida no la había tratado bien en los últimos meses, mientras se tapaba la cara con sus manos temblorosas recordaba el motivo de todo aquello, se repetía una y otra vez sin cesar en su cabeza, cada vez dolía más, mientras el cielo rugía y comenzaba a llover, sobre su piel caían las gotas de lluvia, frías, hacían que se estremeciese, que su piel se erizase, largos escalofríos la sacudían, la lluvia se mezcló con sus lágrimas, dejando ver solamente un bonito rostro mojado por la lluvia de Marzo, unos ojos verdes que parecían tristes y melancólicos y un corazón demasiado roto.